La desolación en las sombras

Cada pasaje, cada pequeño rincon del pentagrama terrenal,

infestado de tristes moribundos que lloran el dolor,

que en cada sangrienta mirada ,

hacen sonar las olvidadas campanas del desconsuelo.

Pero aún no te eh olvidado, y creo que lo sabes,
miles de años no son suficientes para mitigar esta tétrica conmiseración,
el delirio, la carnal sensación de tu cuerpo diseminando en mis manos,
aquél hálito, que enciende por completo mi pasión.

Aún no te eh olvidado, alucinante y cálida piel,
mis algidas manos traslucen infinitas serpientes,
sedientas, con crueles deseos en su reflexión,
con su cuerpo roído, aguardando al mefistofélico momento de tu muerte.

No te eh olvidado,
y el tiempo ha conseguido incrementar mis aires de desolación;
el fino aroma de tu sangre me convierte en misántropo, 
perdido en un bulevar, cuyo cielo ubérrimo rebosa de  flores malditas.