Diario de un Inmortal

El verso mas triste lo escribo con mis álgidas manos;

La linea insensible, la palabra exánime...

Una vasta contemplación de una noche bajo la luna,

trazada sobre la suave piel de una doncella.

Doloroso es transigir la plena esclavitud en la que me encuentro cubierto;

Oh, ya quisiera yo, el mas cruel de los desterrados por Dios

volver a tentar lo intenso de un resplandor;

Retornar a la morada de la existencia, donde tus ojos brillan por el reflejo de la luz.

Pero la condena es eterna;

Miles de años no bastan para ultimar la agonía de tu pérdida,

y el recuerdo permanece inmortalizado en cada extracto de sangre

que recorre mi cuerpo lúgubre en decadencia.

Mi exterior a cambiado su forma;

No así el delirio de mis sentimientos,

quienes han sabido sobrevivir a la sátira desgracia omnipotente,

dando lugar a un solitario corazón inmortal.

Así, aguardaré toda mi inmortalidad por la noche en que regreses a mis aposentos;

Hasta entonces, seguiré expresando mi sombría tortura;

Dejando que cada gota de muerte proveniente de vuestra vertiente

continué trazando estas vagas lineas; Un desenlace interminable.